04/04/2022

¿Está China pisando el patio trasero de los Estados Unidos?

Uno de los principales desafíos en materia de política exterior de los países medianos y pequeños es cómo actuar frente a la influencia de grandes potenciales globales. Los países de América Latina y el Caribe no son la excepción.

En las últimas décadas, el crecimiento exponencial de China se ha traducido simultáneamente en una mayor presencia de Beijing en América Latina y el Caribe. Factores económicos han facilitado este proceso: la alta demanda de commodities por parte de Beijing ha impulsado períodos de crecimiento económico en la región y colocado al gigante asiático como un importante socio comercial y prestamista. Frente a un continuo estrechamiento de los lazos comerciales y financieros entre ambas partes, no es ninguna sorpresa que para marzo de 2022, 20 países de la región se hayan unido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Sin embargo, China ha expandido y diversificado sus relaciones con América Latina y el Caribe más allá de la esfera económica. El gigante asiático ha realizado una gran inversión diplomática en la región a través de sus institutos confucio, sus medios de comunicación y su diplomacia de las vacunas. Inclusive su penetración en cuestiones militares y de seguridad, aunque más limitada, se ha incrementado en años recientes. Un ejemplo destacado es el control de una estación de rastreo espacial en Neuquén, Argentina. La estación es la mayor base de rastreo de China fuera de su propio territorio.

La inexorable pregunta que surge al observar las tendencias de las últimas dos décadas en las relaciones sino-latinoamericanas es ¿cuáles son las implicancias de la creciente presencia de Beijing en la región? Una de las tantas respuestas es que este acercamiento facilita que los gobiernos de América Latina y el Caribe tomen decisiones de política interior y exterior que favorecen a China en detrimento de los intereses de Estados Unidos y sus aliados en una región de gran importancia estratégica.

Ahora bien, hay una pregunta previa que debemos responder: en un escenario de relaciones profundas y diversificadas entre China y América Latina y el Caribe, ¿cuál es la influencia de China en la región? Y, más específicamente, ¿cómo se comportan los niveles de influencia de Beijing al adoptar una perspectiva comparada?

La dificultad de medir influencia, sin embargo, nos ha llevado a optar por una estrategia de percepción de influencia (que muchas veces se traduce en influencia real) por parte de líderes de opinión en la región. Es por eso que encuestamos entre mayo y junio del 2021 a más de 300 líderes de opinión con el objetivo de entender cómo se evalúa a China en general, su nivel de influencia en la región y, en términos más específicos, el rol de la influencia mediática. Las siguientes líneas resumen los principales hallazgos de la encuesta.

Principales hallazgos

El primer hallazgo fundamental de la encuesta se vincula con la opinión que los líderes de opinión tienen sobre China y otras grandes potencias. Aproximadamente 35% de los encuestados expresó tener una opinión positiva sobre Beijing, mientras que cerca del 30% de los encuestados aseguró tener una opinión "intermedia" y un tercio una opinión negativa o muy negativa. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando ponemos los datos en contexto? Si comparamos la opinión sobre Beijing con los juicios relativos a otras potencias globales, encontramos que las actitudes positivas hacia China son de las más bajas, y comparables a las de Rusia e India.

El panorama se modifica, sin embargo, cuando analizamos los datos relativos a la influencia de China en América Latina y el Caribe, los cuales no parecen estar directamente relacionados con opiniones positivas o negativas sobre Beijing. Casi el 80% de los encuestados afirmó que esta influencia es alta, mientras que menos del 5% la consideró baja. De acuerdo con los encuestados, Estados Unidos es la única de las grandes potencias con una mayor influencia en la región.

El consenso vinculado a los altos niveles de influencia de China no se traduce simultáneamente en un consenso respecto a la valoración de si la influencia ejercida en la región por Beijing es positiva. Una persona puede considerar que la influencia es alta, pero argumentar que los efectos de la misma no son positivos. En este caso, algo más de un tercio de los líderes de opinión afirmó que la influencia de China es negativa, mientras que el 32% la consideró neutral y algo más del 25% la calificó de positiva. Al adoptar una perspectiva comparada, concluimos que los líderes de opinión consideran que la influencia de China es la segunda más negativa, sólo por detrás de la influencia rusa en la región.

Así, la primera observación sobre la influencia percibida de China es concreta: los niveles de influencia, tanto absolutos como relativos, son altos, pero los efectos de esa influencia son relativamente negativos. Mientras que este hallazgo es relevante por sí mismo, la encuesta buscó obtener información sobre la variación de los niveles de influencia de acuerdo con áreas de política específicas. Cuando se preguntó a los líderes de opinión sobre la influencia de Beijing en la cultura, la economía, la salud y la tecnología latinoamericana, casi el 90% de los encuestados indicó que la influencia de China es alta en el área de economía, y menos del 5% la consideró alta en el área de la cultura. La influencia del gigante asiático se concentra en el área económica, seguida de la tecnológica, mientras que su penetración en la región parece ser menor en salud o cultura. El contraste con los Estados Unidos es, en este caso, sustantivo. De acuerdo con los líderes de opinión, Washington tiene una mayor influencia en cada una de estas cuatro áreas. 

Más allá de los niveles de influencia, es importante preguntarse cómo se ejerce dicha influencia. La encuesta buscó específicamente recolectar datos sobre el impacto de la diplomacia mediática de China y otras potencias en Latinoamérica y el Caribe. Los resultados obtenidos son claros: casi tres cuartas partes de los líderes de opinión encuestados consideran que la influencia mediática del gigante asiático en la región, medida por la influencia de China Global Television Network (CGTN), es baja o muy baja. Esto coloca a la diplomacia mediática de Beijing como la menos influyente en la región al compararse con otras potencias globales. Aún más, estos datos contrastan con la percepción de la influencia mediática de Estados Unidos, donde más del 65% de los líderes de opinión coinciden en que la influencia de la CNN en Latinoamérica y el Caribe es alta o muy alta.

Resumiendo estos hallazgos con un enfoque comparativo, encontramos que: (1) los líderes de opinión tienen una opinión relativamente desfavorable sobre Beijing; (2) el nivel de influencia de China en la región es muy alto, mientras que la valoración de sus efectos es mayormente negativa; (3) la influencia de Beijing se concentra en el área de economía y la penetración cultural se mantiene muy baja; y (4) la diplomacia mediática de China no parece ser una generadora de influencia en América Latina y el Caribe.

Conclusión: ¿hacia dónde vamos?

Los datos obtenidos a través de la encuesta evidencian la existencia de un consenso entre los líderes de opinión sobre el alto nivel de influencia de China en América Latina y el Caribe, una región de gran importancia estratégica para los Estados Unidos. Sin embargo, Beijing parece estar algunos pasos detrás de Washington. El grado de influencia norteamericano se califica como mayor y, especialmente, los encuestados consideran que la penetración de los Estados Unidos se extiende a diversas áreas de política y no se concentra en la economía y la tecnología. De acuerdo con los líderes de opinión, China aún no está presentando una batalla cultural ni mediática.

Una observación insoslayable es que los datos nos muestran una foto y no una película. Dicho de otro modo, la encuesta ha generado información muy valiosa sobre la percepción de influencia de China y otras potencias en un momento determinado en el tiempo, pero no nos permite ver cómo han evolucionado los datos y cuáles son las tendencias de los últimos años. Regresemos entonces a la pregunta que hemos planteado en el título, a saber, ¿Está China pisando el patio trasero de los Estados Unidos? No hay una respuesta clara. La información obtenida a través de la encuesta sugiere una alta influencia de China en la región, pero también una mayor influencia relativa de Estados Unidos. Sin embargo, esto no es suficiente para responder a nuestra interrogante. El nivel de influencia de Beijing podría exhibir una tendencia creciente, y el de Washington una tendencia decreciente. Si este es el caso, la respuesta a nuestra pregunta podría ser afirmativa. Aún así, la encuesta provee un gran punto de partida al brindar una base comparativa que nos permitirá observar cómo evolucionan los datos a lo largo del tiempo. Será necesario, consiguientemente, iterar estudios de este tipo y comparar los resultados obtenidos en distintos años. De este modo, podremos evaluar con mayor precisión un fenómeno complejo y en rápida evolución. Aún más, futuras iteraciones nos permitirán incluir nuevas variables y cuestiones de interés, tales como la expansión de la Iniciativa de la Franja y la Ruta y las características específicas de las instituciones políticas y económicas asociadas con el modelo de desarrollo chino.

En cualquier caso, los hallazgos de la encuesta nos muestran una foto interesante. Es necesario continuar la investigación para finalizar la película.

Como parte del programa de investigación multifacético sobre los compromisos de China en América Latina y el Caribe, realizado entre el Centro de América Latina de la Universidad Americana Estudios Americanos y Latinos, la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES) realizó una encuesta en línea de líderes de opinión para medir el sentimiento en el región hacia China y colocar esto en una perspectiva comparativa. El reporte puede encontrarse aquí

Gino Pauselli es candidato a PhD en Ciencias Políticas (Relaciones Internacionales) por la Universidad de Pennsylvania y Profesor Invitado en la Universidad Torcuato Di Tella y de la Universidad Nacional de San Martín. Sus principales áreas de investigación se centran en la promoción de derechos humanos, ayuda al desarrollo y el derecho internacional de los derechos humanos. Sus trabajos han sido publicados en Latin American Politics and Society y Human Rights Review, entre otras revistas científicas. Es Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad de San Andrés y Máster en Estudios Internacionales por la Universidad Torcuato Di Tella.

Ronán Pros es licenciado en Estudios Internacionales por la Universidad Torcuato Di Tella. En la actualidad, trabaja en la sección de estadística y demografía del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en Dinamarca. También se desempeña como profesor asistente de estadística en la Universidad Torcuato Di Tella.

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