La fragmentación del campo popular indígena: clave para entender el proceso electoral en Bolivia

El próximo domingo 17 de agosto tendrán lugar en el Estado Plurinacional de Bolivia las elecciones generales. Las mismas tendrán lugar en un contexto social marcado por los bajos niveles de aprobación del gobierno de Luis Arce (19.5%), un sentimiento extendido de deterioro en las condiciones de vida y rumbo del país (90% bolivianos creen que el país va por mal camino), y un incremento de las demandas de cambio político.

Según los datos oficiales del Tribunal Supremo Electoral 7.937.138 ciudadanos están habilitados para votar en la primera vuelta del 17 de agosto, en la que para ser presidente un candidato debe conseguir al menos el 40 % de los votos válidos, y superar al segundo candidato por una diferencia mínima de 10 puntos porcentuales. De lo contrario, habrá segunda vuelta, el 19 de octubre.

El padrón electoral se conforma con 7.567.207 electores en territorio nacional y 369.931 de ciudadanos en el exterior, pudiendo ejercer sufragio en 32 países y 110 ciudades. Santa Cruz, con 2.071.967 votantes, es el departamento con mayor peso electoral, seguido de cerca por La Paz (2.047.825) y Cochabamba (1.443.013). Estos tres departamentos concentran el 70 % de electorado. Los votantes elegirán además de presidente y su vice a 130 diputados, 36 senadores y los 9 representantes ante organismos parlamentarios supraestatales, por un período de cinco años, hasta 2030.

Bolivia atraviesa una crisis económica profunda caracterizada por el fin de “la bonanza del gas”, la falta de reservas y de combustible, una espiral inflacionaria (23,9% anual), los bloqueos de rutas, el desabastecimiento rotativo y una alta efervescencia social.

Los analistas coinciden que las elecciones actúan como catalizadoras de la crisis pero a la vez representa un gran desafío para quien resulte electo por la urgencia de dar respuestas a la ciudadanía. El presidente que asuma deberá tener como prioridad frenar la escalada inflacionaria.

 

La particularidad política de esta elección es que luego de dos décadas por primera vez el sujeto político que representa al campo popular indígena está fragmentado.

 

A días de las elecciones la incógnita sigue siendo el impacto de la estrategia que plantee Evo Morales. Según propios y ajenos son dos las que se barajan: 1) llamar al voto nulo en expresión de bronca a la no habilitación de su candidatura (la estrategia más visible); o 2) impedir que las elecciones se desarrollen en los territorios que el líder cocalero controla para deslegitimar al presidente electo.

Seguramente estas estrategias estarán mediatizadas por el único resultado que pareciera inconveniente para el ex presidente: la victoria de Andrónico Rodríguez y con ello la posibilidad de que el sujeto social que supo acompañar al MAS por más de dos décadas ya no reconozca su liderazgo absoluto.

 

Recetas de un eventual gobierno de derecha frente a la crisis

El triunfo de la derecha boliviana significaría la vuelta a medidas liberales ortodoxas que cambien en Bolivia el modelo de intervención activa del Estado y, probablemente, la conecten a algún tipo de auxilio del Fondo Monetario Internacional, con privatizaciones y más apertura a las inversiones extranjeras.

Todos los análisis sostienen que la urgencia estará en frenar el espiral inflacionario y contener la revuelta social.

Es importante destacar que en los 40 años de democracia y previo a la llevada del MAS al poder cuatro fueron los presidentes que tuvieron que renunciar por la conflictividad social. Sin embargo, la fragmentación en distintos bloques parlamentarios del campo popular indígena podría representar una ventaja en esta ocasión para la gobernabilidad.

Según sus programas y políticas de campaña Doria Medina define a la crisis boliviana como un tema fiscal y plantea el cierre de empresas publicas previo estudio de eficiencia y la concreción de empréstitos extranjeros. Al ser un empresario que se ha arraigado en Bolivia es referenciado, incluso por sus opositores, como un dirigente nacionalista.

Por su parte Tuto Quiroga se centra principalmente en la reactivación de la industria gasífera y un nuevo modelo para la industria del litio. Representa una propuesta más liberal.

 

El papel de las instituciones frente a la crisis policía.

Sistema Judicial

Bolivia es un país hoy altamente judicializado. Así como en el SXIX primó el parlamentarismo y en el Siglo XX el caudillismo y el ejecutivo fuerte; la tendencia actual es la primacía de los jueces. La Justicia está estructuralmente politizada. Para dar un dato como referencia en los últimos 10 años hubo solo tres interpretaciones constitucionales. Una a favor de Evo mientras era presidente y dos en contra de Evo cuando salió del poder.

La Iglesia católica 

 

En 2020 la Iglesia Católica, junto con la ONU y la Unión Europea, jugó un rol relevante para la construcción de consensos en torno a la hoja de ruta hacia las elecciones que resultaron en la proclamación de Luis Arce como presidente. Si bien no pareciera que en esta ocasión la Iglesia vaya a tener algún rol, no se debe olvidar que esta es una institución con un rol de mediación natural por lo que, ante una eventual escalada de violencia, podrían adquirir protagonismo. 

Las Fuerzas Armadas 

En Bolivia el rol político de las Fuerzas Armadas es limitado: en caso de presentarse disturbios y ante un eventual sabotaje de las elecciones, las FF.AA y la policía solo intervendrían por orden expresa del Tribunal Electoral. Sin embargo, es poco probable que el Tribunal pida una intervención de esta naturaleza.

Encuestas

Históricamente el electorado en Bolivia se divide en tres tercios: 35% Popular indígena (sujeto político del MAS), 40% anti-popular y 25% que varía.

Un dato metodológico a resaltar es la constante de que las encuestas en Bolivia subrerrepresentan el voto del campo popular - indígena, por un lado porque suele ser un voto más oculto y por otro por la sobrerrepresentación de las áreas metropolitanas en las muestras de las encuestas.

Hoy las encuestas muestran en los primeros dos lugares a los candidatos de la derecha, Quiroga y Doria Medina. Seguidos por Andrónico Rodríguez en tercer lugar junto al pelotón de candidatos. Sin embargo, mientras que el electorado de derecha parece ya definido por el contrario el 25/30 % de indecisos que muestran los mismos relevamientos parecerían pertenecer al sujeto político del campo histórico del Movimiento al Socialismo.

Por lo que habrá que esperar si ese electorado se vuelca a algunas de las estrategias impulsadas por Evo (llamar al voto nulo o deslegitimar la elección) o si por el contrario se termina definiendo a favor del único candidato competitivo de la izquierda. Si sucediese lo segundo, por el voto dividido de la derecha se podría dar un escenario donde Andronico quede en primer lugar en la primera vuelta y entre ya sea con Doria Medina a o con Quiroga en la segunda vuelta.

De darse este último escenario menos previsible, habría que ver cuál es el impacto ciudadano y mediático al darse un resultado que las encuestas no anticiparon y como eso impactaría en la credibilidad de la elección y la confianza en el órgano electoral.

En el plano de la derecha Doria Medina muestra un equipo de campaña más estructurado que Tuto Quiroga y que Manfred Reyes Villa.

Eva Copa candidata de la fuerza de izquierda MORENA declinó su candidatura para evitar la suspensión del registro del partido al no contar con el umbral de votos. Su interés es consolidar su poder local en el Alto en las elecciones subnacionales de 2026.

 

Voto Nulo

Podría ser el más alto en la historia de Bolivia incluso posicionándose por encima del resto de los candidatos. Tiene tres entradas de votantes: quienes votan nulo por entender que Evo Morales está proscripto; quiénes están desencantados de la política; y quienes, especialmente en sectores medios, acompañaban la candidatura de Jaime Dunn que fue inhabilitado por el Tribunal. (Aunque en este sector se prevé que pudiese terminar inclinándose por alguno de los candidatos de la derecha)

Frente al posible crecimiento del voto nulo algunos candidatos están impulsando subterráneamente el Voto Cruzado es decir Voto Nulo para la presidencia y voto positivo para un X candidato de representación uninominal.

Una particularidad de la elección es que se han instalado en distintos territorios casas de campaña por el voto Nulo.

 

A solo días de que la voluntad popular se manifieste en las urnas la única certeza es, como ya parece ser la norma en los procesos electorales en la región, que la incógnita se definirá en la segunda vuelta electoral. Aunque en este caso quienes sean los dos candidatos que lleguen a esa instancia ya será una definición política en sí misma para el futuro del país andino.

 

Dolores Gandulfo tiene amplia experiencia en democracia, sistemas electorales y Derechos Humanos en América Latina y el Caribe. Es Directora del Observatorio Electoral de la COPPPAL, miembro de observatorios y redes regionales, y ha publicado sobre observación electoral y derechos humanos. Dirige la Diplomatura en Sistemas Electorales Comparados (UNTREF), es doctoranda en Ciencia Política (UNSAM), magíster en Políticas Públicas (Georgetown) y licenciada en Relaciones Internacionales (Universidad del Salvador).

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